La importancia de la protección radiológica

La protección radiológica es la disciplina que estudia los efectos de las dosis producidas por las radiaciones ionizantes y los procedimientos para proteger a los seres vivos de sus efectos nocivos, siendo su objetivo principal los seres humanos.

Premisas.

Sus premisas principales para considerar todas sus recomendaciones, ya sea recomendando o deslegitimando aplicaciones de radiaciones, recomendando límites de dosis, redactando planes de emergencia, planificando actuaciones en caso de emergencia (contramedidas), o cualquier otra, son las siguientes:

  • Justificación: Toda acción recomendada por la protección radiológica siempre estará debidamente justificada, siendo la mejor de las opciones existentes, tanto para el individuo como para la sociedad en su conjunto.
  • Optimización: Todas las acciones deberán estar realizadas de forma tal que estén hechas en el mejor modo posible según la tecnología existente en el momento y el grado de conocimiento humano que se posea.
  • Limitación de dosis: Principio reflejado en las siglas ALARA (As Low As Reasonably Achievable en inglés o tan bajo como sea razonablemente posible en español). Aunque una recomendación esté justificada porque el beneficio reportado es mayor que las desventajas, y optimizada según la tecnología, se intentará por todos los medios posibles que la dosis recibida por cualquier individuo o por un colectivo cualquiera, sea lo más baja posible, siempre que las medidas de protección y minimización de dosis no supongan un daño mayor para el individuo o la sociedad. Por ejemplo, es imposible alcanzar un nivel de dosis cero cerca de un aparato de rayos X, el precio de un blindaje que aislara completamente las radiaciones sería infinito. Por eso se dice razonablemente posible.

Las reglas de la protección radiológica.

Las tres reglas fundamentales de protección contra toda fuente de radiación son:

  • Distancia: Alejarse de la fuente de radiación, puesto que su intensidad disminuye con el cuadrado de la distancia;
  • Blindaje: Poner pantallas protectoras (blindaje biológico) entre la fuente radiactiva y las personas. Por ejemplo, en las industrias nucleares, pantallas múltiples protegen a los trabajadores. Las pantallas utilizadas habitualmente son muros de hormigón, láminas de plomo o acero y cristales especiales enriquecidos con plomo;
  • Tiempo: Disminuir la duración de la exposición a las radiaciones.

Estas medidas de protección radiológica se pueden comparar a las que se toman contra los rayos ultravioletas: utilización de una crema solar que actúa como una pantalla protectora y limitación de la exposición al Sol.
Para las fuentes radiactivas que emitan radiaciones, se deben añadir otras dos recomendaciones adicionales:
Esperar, cuando sea posible, el descenso de la actividad radiactiva de los elementos por su decaimiento natural.
Ventilar, si existen gases radiactivos.
Por ejemplo, las instalaciones nucleares no se desmantelan inmediatamente después de su detención, para esperar una disminución de la actividad radiológica de las zonas afectadas. En las minas subterráneas de uranio, una ventilación muy eficaz permite mantener una débil concentración de radón en el aire que respiran los mineros.
Los trabajadores que puedan alcanzar niveles de dosis cercanos a los límites legales debido a las radiaciones ionizantes en su trabajo (industrias nucleares, médicos, radiólogos…) suelen llevar dosímetros que miden la cantidad de radiación a la cual han estado sometidos. Estos dispositivos permiten asegurarse de que la persona ha recibido una dosis inferior a la dictada legalmente, o en caso de accidente radiológico, conocer el alcance de la dosis recibida.

Calibre su monitor en menos de 5 minutos… RADIOGRAFÍA DIGITAL

La calibración del monitor donde visualiza sus radiografías es esencial. Si está conforme con que las lesiones no aparezcan en su monitor, no lo calibre. Si está satisfecho con haber gastado miles de euros en un sistema de radiografía digital, para después tener que desechar la mayor parte de sus imágenes, siga usando su monitor sin calibrar. Por el contrario, si su objetivo es hacer que la mayor parte de su sistema de radiografía digital funcione correctamente, debería dedicar al menos 5 minutos al mes a comprobar la calibración de sus monitores.

Los monitores LCD de grado doméstico disminuyen su brillo con el tiempo, y deben recalibrarse de forma rutinaria. Idealmente, la calibración del monitor se lleva a cabo usando un fotómetro para calibración externa, que se aplica a la parte frontal de la pantalla. También hay monitores que disponen de un sistema incorporado para autocalibrarse automáticamente. Desafortunadamente, la mayoría de las clínicas no disponen de dispositivos como los fotómetros externos, y los monitores autocalibrables son muy caros.

El método que presentamos a continuación es una manera rápida y simple de comprobar si su monitor está calibrado. No reemplaza a la verificación que nosotros realizamos con un fotómetro calibrado, ni al sistema de autocalibración de algunos monitores, pero es un forma rápida de detectar si estamos empleando un monitor con unos mínimos parámetros de calidad.

Para comprobar la calibración del monitor, vamos a utilizar el objeto de prueba diseñado por la AAPM (American Association of Phisycists in Medicine). Este objeto se compone de multitud de cuadros grises. Un método rápido y simple de comprobar la calibración del monitor es mirar los 3 rectángulos de la parte inferior (ver imagen). En cada uno de los recuadros debe ver la expresión “QUALITY CONTROL”. Si usted no ve las palabras “QUALITY CONTROL” en los rectángulos derecho e izquierdo de la imagen, el monitor necesita que le dediquemos un poco de trabajo. En la mayoría de los casos, tendremos que ajustar el brillo, la ganancia y la configuración de contraste en su monitor para que pueda ver las palabras “QUALITY CONTROL” en el recuadro de la izquierda.

También puede comprobar si ve separados y definidos los símbolos y líneas repartidos por las esquinas y el centro de la imagen.